A person sitting alone in a corner, evoking themes of solitude and emotion.

La Ilusión de lo Perfecto

La tensión es palpable, agobiante e indeterminada en muchos sentidos.

Sobre el buen vivir hay bastante para decir, pero no hay nada que finalmente te resguarde del momento cúlmine en el que la vida se es vivida, y se enfrentan los altibajos propios de la misma.

Me gustaría poder entender específicamente qué es lo que pide de mí esta tensión:

  • ¿Estará pidiendo más sacrificio de mi parte?
  • ¿Está pidiendo la realización instantánea de mis aspiraciones?
  • ¿Pedirá paz, perdón y amor, para poder llevar la vida en plenitud?

Es complejo determinar específicamente qué es, o qué significa, pero la tensión es tan real que es solo evidente para mí el atribuirle una causa real y específica que intenta manifestarse, pero que no logro del todo comprender.

Mi respuesta ante todo esto, intento que sea la serenidad pero, en la magnitud de esta demanda tan poderosa, me cuesta conservar ese centro para hacer frente a lo que suena en mi interior…

Casi como un coro de voces que enfatiza lo imperfecto de todo cuanto soy y hago; un coro cuyo propósito es el de desbalancearme de las acciones que estoy persiguiendo, del compromiso que voy adoptando con la realización de mis sueños.

¿Será esta la manifestación en mí del miedo haciendo todo lo que puede para evitar que siga avanzando?

¿Qué asume que ocurrirá?

Entendiéndome la causa: ¿Qué asumo que va a pasar si sigo así?

No lo sé, francamente no lo sé.

Y está bien no saberlo, también esto es natural.

No sabía lo palpable que podría llegar a ser el sufrimiento al que hay que hacerle frente para poder avanzar hacia los cambios que queremos ver en nuestras vidas.

O también puede ser, que solo sea yo intentando justificar el pesar para darme ánimos de seguir adelante.

Sea cual sea la verdad, la verdad más verdadera en este instante es aquella que me llama a avanzar; a tener el coraje necesario de hacer frente a aquello que suena cierto en mi interior.

Y esta certeza pareciese ser la más grande de las incertidumbres que he navegado en mi vida.

Pero siento que aprender a quedarme ahí, quieto y flotar entre este aparente caos podría ser la respuesta.

Después de todo, esto es lo que estaba buscando: La desconocida, nueva e indefinida frontera de lo conocido; aquello que desconozco.

La pregunta esencial pudiese estar siendo: ¿Quién soy cuando nada tiene sentido?

Y la respuesta podría ser: Aquel que lo acepta, y que crea su sentido.

Siento que lo que estoy añorando tanto es estas certezas: Esta claridad de la dirección que quiero caminar y cómo llegaré hasta ahí.

¿Pero si no es posible algo así para mí?

¿Y si el mejor estado al que puedo aspirar es al de la aceptación ante ese gran barranco de incertidumbres que se abre ante mí?

Entonces, la pregunta cambiaría.

Aceptando que las cosas no tienen sentido o un orden claro que perseguir, lo único que queda es ser quien conserva su ánimo y sus energías intactas ante las dudas y el miedo que yacen en frente a mí.

Con optimismo, con ligereza de corazón, puedo aceptarlo.

Quizás esa la verdad verdadera.

Quizás.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *